En los últimos meses y de manera silenciosa se estuvo preparando un espacio que reúne a radicales y aristas porteños que están dispuestos a apoyar al candidato que surja del trío que tiene el Frente para la Victoria para disputar la elección de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por esa razón, en las últimas semanas se fue intensificando una campaña de pegatina de afiches en la vía pública con los colores radicales y el sello “No a las corporaciones ni a los empleados del mes”, firmado por Marcelo Montero, dirigente radical de estrecha relación con el ministro de Planificación Julio De Vido.
El viernes último hubo una reunión de un centenar de cuadros intermedios de la UCR y el ARI, en donde decidieron ratificar el camino que vino trazando Montero y, asimismo, facultar al dirigente para el diálogo con diferentes ministros y referentes kirchneristas de la Capital Federal.
Las pujas internas produjeron fugas de referentes
Mientras la UCR tuvo una de sus peores semanas, en donde la Convención Metropolitana terminó fracturada y una puja entre los ex ministros del Interior, Enrique “Coti” Nosiglia, y de Economía, Jesús Rodríguez, versus el titular del Comité Capital, Carlos Mas Vélez, terminó dejando sin juego de alianzas al partido, se comenzó a producir una abrupta fuga de dirigentes, algo que venía siendo más lenta hasta ese momento.
Algunos atribuyen a la “derechización” de la UCR, mediante su alianza nacional con Francisco De Narváez, y la búsqueda de una acción similar en la Ciudad de Buenos Aires con el macrismo, el sismo que se produjo en su núcleo. Ayer, casualmente, el candidato presidencial Ricardo Alfonsín, recorrió el Bajo Flores con la postulante local, la diputada de “fluida llegada a un monopolio de presa”, Silvana Giudici, y se lamentó el estado de soledad en el que se encuentra su partido en la Ciudad. El problema central de la UCR formal porteña, es que su candidata, a pesar de una fuerte ayuda de exposición mediática recibida, no logra pasar el 1, o 1.5% en las encuestas.
Lo sucedido en la Ciudad no pasó desapercibido en el plano nacional. A la Convención del lunes llegaron dos posturas de alianza: una con el macrismo, sostenida por el nosiglismo; y la otra con Pino Solanas, socialistas y Gen, auspiciada por Mas Vélez. Como no pudieron definir el rumbo se facultó a la mesa de la Convención para que lo haga, y esta intentó privilegiar la alianza con los partidos progresistas, pero el cineasta dejó entrar al Gen, a los socialistas, y expulsó del armado a los radicales.
Enfilando a una concertación
Ante esa realidad, un espacio radical cuyo planteo gira en “resguardar las banderas históricas yrigoyenistas del partido”, se dispuso a acompañar y hacer campaña con el candidato que surja del Frente para la Victoria. En uno y otro lado se escucha repetir a Montero: “mientras la derecha quiere adueñarse de la UCR, y sus dirigentes nacionales llevaron atado de pie y manos al partido a las corporaciones, nosotros demostramos que nos interesa tener bien alto las banderas de Alem e Yrigoyen. Somos radicales, y por eso nos encolumnamos con quienes enfrentan a las corporaciones. Nuestro partido nació luchando de esa forma, y debe seguir haciéndolo, y no caer en el renunciamiento actual. Y en ese marco, nostros vemos en la actual presidenta, Cristina F. de Kirchner, una dirigente con el coraje suficiente como para llevar adelante esa misión”.
“Somos optimistas porque se están sumando al proyecto radicales y aristas de todas las comunas, que están preocupados por el estado de deterioro de sus barrios, y que quieren un vehículo para expresarse, y para enfrentar sin dudas al macrismo. Muchos de ellos, hombres y mujeres que son radicales de toda la vida, no entienden cómo el Partido intentó aliarse de manera formal con el macrismo, y cómo a nivel nacional se acordó con Francisco De Narváez, con el diputado Alfredo Olmedo de Salta, y con otros dirigentes que son conservadores”, indicó un vocero del espacio.
El viernes último hubo una reunión de un centenar de cuadros intermedios de la UCR y el ARI, en donde decidieron ratificar el camino que vino trazando Montero y, asimismo, facultar al dirigente para el diálogo con diferentes ministros y referentes kirchneristas de la Capital Federal.
Las pujas internas produjeron fugas de referentes
Mientras la UCR tuvo una de sus peores semanas, en donde la Convención Metropolitana terminó fracturada y una puja entre los ex ministros del Interior, Enrique “Coti” Nosiglia, y de Economía, Jesús Rodríguez, versus el titular del Comité Capital, Carlos Mas Vélez, terminó dejando sin juego de alianzas al partido, se comenzó a producir una abrupta fuga de dirigentes, algo que venía siendo más lenta hasta ese momento.
Algunos atribuyen a la “derechización” de la UCR, mediante su alianza nacional con Francisco De Narváez, y la búsqueda de una acción similar en la Ciudad de Buenos Aires con el macrismo, el sismo que se produjo en su núcleo. Ayer, casualmente, el candidato presidencial Ricardo Alfonsín, recorrió el Bajo Flores con la postulante local, la diputada de “fluida llegada a un monopolio de presa”, Silvana Giudici, y se lamentó el estado de soledad en el que se encuentra su partido en la Ciudad. El problema central de la UCR formal porteña, es que su candidata, a pesar de una fuerte ayuda de exposición mediática recibida, no logra pasar el 1, o 1.5% en las encuestas.
Lo sucedido en la Ciudad no pasó desapercibido en el plano nacional. A la Convención del lunes llegaron dos posturas de alianza: una con el macrismo, sostenida por el nosiglismo; y la otra con Pino Solanas, socialistas y Gen, auspiciada por Mas Vélez. Como no pudieron definir el rumbo se facultó a la mesa de la Convención para que lo haga, y esta intentó privilegiar la alianza con los partidos progresistas, pero el cineasta dejó entrar al Gen, a los socialistas, y expulsó del armado a los radicales.
Enfilando a una concertación
Ante esa realidad, un espacio radical cuyo planteo gira en “resguardar las banderas históricas yrigoyenistas del partido”, se dispuso a acompañar y hacer campaña con el candidato que surja del Frente para la Victoria. En uno y otro lado se escucha repetir a Montero: “mientras la derecha quiere adueñarse de la UCR, y sus dirigentes nacionales llevaron atado de pie y manos al partido a las corporaciones, nosotros demostramos que nos interesa tener bien alto las banderas de Alem e Yrigoyen. Somos radicales, y por eso nos encolumnamos con quienes enfrentan a las corporaciones. Nuestro partido nació luchando de esa forma, y debe seguir haciéndolo, y no caer en el renunciamiento actual. Y en ese marco, nostros vemos en la actual presidenta, Cristina F. de Kirchner, una dirigente con el coraje suficiente como para llevar adelante esa misión”.
“Somos optimistas porque se están sumando al proyecto radicales y aristas de todas las comunas, que están preocupados por el estado de deterioro de sus barrios, y que quieren un vehículo para expresarse, y para enfrentar sin dudas al macrismo. Muchos de ellos, hombres y mujeres que son radicales de toda la vida, no entienden cómo el Partido intentó aliarse de manera formal con el macrismo, y cómo a nivel nacional se acordó con Francisco De Narváez, con el diputado Alfredo Olmedo de Salta, y con otros dirigentes que son conservadores”, indicó un vocero del espacio.
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