La Ley Nº 2257 promulgada el 16 de enero de 2007, y su homologa en el ámbito nacional (Ley Nº 26.357) ratificaron el segundo convenio de transferencia progresiva de competencias penales de la justicia nacional al poder judicial de la ciudad autónoma de buenos aires. La ratificación del mencionado convenio implicó que la justicia nacional se desprendiera de ciertas competencias, otorgándolas a la jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de acuerdo a lo establecido por su Constitución. Delitos tales como lesiones en riña, abandono de personas, exhibiciones obscenas, amenazas, daños, son ahora, responsabilidad de la Ciudad. En ese marco, el referente radical porteño, Marcelo Montero afirmó que: “es imperioso destacar que otro de los delitos transferidos es uno que hoy esta en boca de todos debido a la inacción de la administración macrista: el de usurpación. Queda claro entonces, que sus llamados de auxilio son producto de su incapacidad de gestión, dado que el traspaso fue previo a la conformación de la fuerza”.
Asimismo Montero añadió: “la historia de la Metropolitana es rica en conflictos, pero pobre en soluciones: su primer jefe, el “Fino” Palacios está procesado por los delitos de intervención indebida de las comunicaciones y falsificación ideológica de documento público; su sucesor, Osvaldo Chamorro, tuvo un corto mandato que finalizó abruptamente por revelarse una cantidad de informes de espionaje que apuntaban a funcionarios opositores y nada tenían que ver con su función; Ciro James nunca llegó a integrar, de forma oficial, el cuerpo de agentes de la Metropolitanta: su paradójico empleador fue el ministerio de educación, quien quedara trunco por la controversial renuncia del ex ministro Narodowski.
Todo esto sin mencionar que varios de los agentes que hoy revisten bajo sus filas, más que un currículum vitae poseen un extenso prontuario. Nada más lejano a las palabras de su creador que versaban sobre la construcción de una nueva policía sin los vicios de la vieja policía: hoy tenemos una nueva, costosa, e inoperante policía compuesta por lo peor del resto de las fuerzas públicas del país”.
Montero finalmente concluyó manifestando que: “la Policía Metropolitana es un cuerpo vacío que no está a la altura de las circunstancias. Claramente se vislumbra que su creación es producto de la inexperiencia y la ineficacia de un gobierno al que lo que menos le importa es la gente”.
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